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Frecuencia de amor, frecuencia de ti

¡Música! Melancólico alimento para los que vivimos de amor

Julio Cortázar


Una mañana cualquiera preparo café, me siento a leer, pero esta vez se sintoniza What I was made for de Billie Eilish en mi cabeza un tenue, pero persistente canto de: I used to float, now I just fall down. I used to know, but I’m not sure know. What was I made for? … Me resuena y, como los últimos meses, vuelvo a llorar. Cuando estamos sintiendo o viviendo situaciones dolorosas, parecemos encontrar o sintonizar elementos que bailan al mismo son de nuestro sentir. En mi caso, les contaré cómo inició el camino que emprendí hacia mi búsqueda espiritual.


No hace tanto, aunque a la vez parece una eternidad, terminé con una relación; una en la que, como los cuentos de Disney, porque los de hadas son más realistas, todo era, en apariencia, feliz y sencillo. Tras varios años de relación, con un anillo y un sueño roto, la vida comenzó a decirme: por ahí no es tu camino. Por supuesto, estaba destrozada, como si un tornado hubiera arrancado mis sueños e ideales y ahora me encontraba ante un lienzo en el cual podía pintar algo grande y nuevo, pero por otro lado, al cerrar los ojos, éstos se inundaban de recuerdos y de lo que pudo haber sido. Me sentía estancada y con un dolor casi insoportable.


No sé por qué los humanos siempre queremos respuestas: quiero saber, quiero preguntar, quiero que me digan…. No sé, creo que es inherente a nuestra especie el querer saber y entender, pero lo hacemos, en general, desde un lugar de: si lo sé, lo puedo controlar. En este punto de mi vida, no entendía nada, y por supuesto, quería saber qué había pasado, rogaba e imploraba esa respuesta. En un inicio consulté al Tarot, pero por más que me dijeran cosas, el malestar persistía; supongo que quería una poción mágica que tan solo por un momento me hiciera sentir tranquila. Perdí la cuenta de mis visitas con los tarotistas. Aunque me resultaba peculiar que me decían cosas que iban sobre la misma línea de lo que pasaba o había que trabajar simplemente visto desde diferentes perspectivas.




Un buen día, comenzó a aparecerme un libro una y otra vez en diferentes lugares: Muchas vidas, muchos maestros de Brian Weiss. Desde que tengo memoria, me han atraído los temas de la vida después de la muerte y la reencarnación. Creo que se hizo más latente cuando murió mi mamá, en mi adolescencia, y que una y otra vez quería comunicarse conmigo, pero me asustaba tanto que pedía que por favor no lo hiciera, que si necesitaba decirme algo, se comunicara por sueños. Como siempre ella encontró la manera: canciones en momentos especiales, visitas inesperadas de pájaros, entre muchas otras, pero mi favorita siempre fueron los sueños, era lindo poder volver a verla aunque fuera efímero. Después de leer el libro en una tarde, porque no podía parar de leer, pensaba en si hacer la meditación o no. Me tomó un buen tiempo hacerlo, pero cuando lo hice, vi un par de cosas y pensé: quizás me estoy sugestionando y dejé de hacerlo. Hay que reconocer que también me asustó lo que vi.


La curiosidad y las ganas de saber me llevaron a preguntarle a una amiga si conocía a alguien que trabajara temas de vidas pasadas, me habló de una numeróloga, un tarotista y una astróloga, me dijo que todos le habían hablado de vidas pasadas cuando ella los consultó. Me llamó la atención la astróloga y le escribí. Pasaron dos meses antes de que tuviera un espacio en su agenda, así que yo continuaba leyendo, sobre todo desde el lado psicológico, aún tratando de encontrar respuestas sobre lo que me había pasado y el porqué.


Vengo de una familia bastante conservadora e intelectual, de hecho, cuando era muy niña solía percibir algunas cosas y al decirle a mi mamá, me llevó a la iglesia porque “qué tal que la niña está mal”, quizás, a raíz de ello bloqueé mucho esa sensibilidad y, cuando murió mi mamá, estaba tan frustrada y enojada que no quería saber de nada, sólo deseaba tenerla de vuelta.





En la cita con la astróloga comenzó a hablarme por un buen rato de algunos autores para después decir: “yo no sé por qué te estoy contando todo esto, vamos a empezar”. Cuando comenzamos a revisar mi carta natal, me decía cosas como: ¿Tu padre es así?, ¿Tienes un hermano que se comporta de esta manera? A lo que asentía un tanto incrédula. Su siguiente pregunta fue: ¿Cómo estás en pareja ahora? Y las lágrimas volvieron a inundar mi mirada. Ella sólo dijo: sospechaba, sale todo en tu carta. Fue explicándome uno a uno los temas y posiciones y qué significaba, también le venían visiones de vidas pasadas y lo que había hecho. En un inicio dije: qué curioso, pero poco a poco se convirtió en algo mágico, que de no haberlo visto antes en mis meditaciones, aquellas en las que pensé que me estaba sugestionando, hubiera jurado que era el guión perfecto de una novela de ciencia ficción. Pero más allá de la sorpresa, comencé a sentir que me quitaba un peso de encima y a entender mucho mejor lo que había sucedido con la relación que había terminado unos meses atrás y, hasta cierto punto, estaba orgullosa de que, al parecer, por primera vez había podido tomar una decisión diferente en cuanto a mi relación con él y eso me dio mucha paz y tranquilidad. Durante la lectura, me dijo que mis guías me mandaban a estudiar porque a partir de este evento, mi misión para esta vida comenzaba a tomar forma, que tenía un don, pero que éste me daba mucho miedo y por ello me mandaban a estudiar.


No era la primera vez que me mencionaban algo de que tenía mucha intuición o que se veía que tenía un "poder" especial, pero, como mencioné antes, es algo que bloqueé por temor, principalmente a que la locura, que también ronda la familia y me ha hecho pasar muy malos ratos, también colonizara mi cabeza. Pero me lo habían dicho muchas veces en esos meses, por lo que comencé a preguntarme: ¿De qué se tratará?. Aunque la astróloga mencionó a grandes rasgos con qué estaba relacionado, no me quedaba claro y con muchas dudas en la cabeza, de nuevo comencé mi búsqueda de respuestas.



Como la vez anterior, comencé a ver Registros Akashikos en todos lados y de nuevo le pregunté a mi amiga si conocía a alguien porque recordaba que me había mencionado que tomó un curso. Mientras me contestaba, me dieron el número de alguien y le escribí inmediatamente, ya no podía con la incertidumbre. Unos días después tomé la sesión y pregunté sobre cuál era mi camino en lo espiritual, sin hacer mención del don, porque siempre parto de la premisa de que lo que me tengan que decir, saldrá. Aunque honestamente pensaba que podía ser algo que tal vez si, o tal vez no existía. Al inició de la sesión mencionó: "Primero que nada hay que entender que tienes una sensibilidad bastante amplia y que tienes un don que consiste en…” No daré mucho más detalles sobre el don. Lo siento, quizás para otro momento en el que esté más elaborado, porque aún estoy en proceso de comprenderlo. Lo importante de esta lectura fue poder entender que sí hay algo, que como bien sospechaba, está bloqueado por el temor a sentir demasiado y que eso cause dolor y que, en efecto, hay una misión a seguir con eso. De nuevo me mandaron a estudiar, pero no desde los libros o lo intelectual, aunque debo reconocer que es un mal que no puedo evitar, buscar información. Después de una hora de tratar de encontrar lo adecuado a estudiar, y que no me resonaba nada de lo que me decían, recordé a una de las autoras que mencionó la astróloga cuando dijo: no sé por qué te estoy diciendo todo esto. Y quien leía los registros me dijo: yo no la conozco, pero dicen tus guías que ‘el mensaje ha llegado’.


Después de esta sesión estaba mucho más claro todo y con una gran sensación de paz en mi ser. Me costaba entender cómo dos horas o tres se sentían mucho más poderosas que mis 10 años de terapia de varias veces por semana. Había estudiado psicología y después una rama de ésta que es bastante conservadora, lo cual no terminaba de convencerme. Pero esa es otra historia por contar.


Para este punto, mi cabeza sintonizaba About damn time de Lizzo. Aún con miedo, y caminando con recelo, asimilaba poco a poco todo lo que iba viviendo y la información que llegaba; en eso sí debo agradecer los 10 años de terapia, intelectualmente me conocía muy bien y tenía la fortaleza psíquica para poder trabajar en los retos que me iban presentando. A la par, buscaba opciones sobre cómo trabajar y apegarme a lo que me dijeron que decían mis guías. Entonces, me dije: ¿Y por qué no aprender a contactarlos yo? En este punto dos personas me recomendaron Akashik Records Comunity y justo estaban por iniciar el Curso de Alma Adentro, decidí inscribirme.





Durante el curso, iniciando con la meditación, comencé prestar más atención a las cosas sutiles que percibía y también a concentrarme en ese canal. Una vez que inició el curso, fue aprender a confiar en la información que llegaba, a sostenerse junto con grupo y de Tamara, la maestra, quien ponía mucha dedicación en que el hilo conductor de las sesiones fuera el adecuado. Y con ello, comenzó un viaje nuevo, de entender desde otra perspectiva, de romper esquemas y creencias bastante arraigadas, pero también de encontrar paz y tranquilidad y, sobre todo, entendiendo que todos tenemos un propósito, y que la misión de uno no es más importante que la de los demás, sino que se van complementando.


Hoy mi capacidad de asombro ante cosas mágicas se ha ido normalizando, me refiero a pensar en alguien y que llame, o a decir las mismas cosas que la gente al mismo tiempo. Pero nunca dejará de sorprenderme el poder pedir señales y cómo los guías o los seres queridos que están cuidando y apoyando nuestra misión, se las arreglan para enviarlas como respuestas. Hace poco les pedí una señal acerca de lo que debía estudiar o dónde porque estaba bastante confundida. No podía creerlo cuando de pronto, al día siguiente, salí de la ciudad y me encontré con la directora de uno de los programas que tenía como opción, hablando de la otra persona y opción a estudiar que cruzaba mi mente. Ninguna de las dos partes presentes radicamos en esa ciudad, de la tercera, de la que estaban hablando sí; no obstante, las dos nos quedamos atónitas por la coincidencia. Y, aunque aún no descifro del todo el mensaje, he aprendido que los guías no te dan la respuesta, sólo señales para que tú tomes tu propia decisión como diciendo: "esto puede ser un buen camino" o "por ahí no va" pero nunca un sí o no directo.


Si tuviera que decir qué está sintonizando mi cabeza sería Landslide de Fleetwood Mac, y no por la parte melancólica, sino porque a veces no entendemos por qué suceden cosas tan dolorosas o si hicimos algo mal o dejamos de hacer algo bien, pero que es un viaje de crecimiento y evolución en el que todo el tiempo nos preguntamos ¿Iré por el camino correcto? ¿Podré con esto? Sólo con el tiempo lo sabremos…






Hoy recuerdo aquellas palabras de todas las lecturas en las que no me decían lo que yo quería escuchar y, como en el meme, les quería decir: “barájelas bien”. Dejando el dolor de un lado, y también el control, pude ahora si tomar aquello que más fuerte resonó en la sesión con la astróloga con respecto a la relación: “fuiste aprendiendo lo que tenías que aprender y él empezó a quedarse atrás; quedarte con él significaba bajar tu frecuencia y no ibas a poder desarrollar el don si lo hacías, fueron tus guías quienes lo quitaron de tu camino y puedes ver que en varias vidas has intentado romper con esa relación y no lo habías podido lograr estando viva.”


Durante el curso no sólo comprendí muchos porqués, sino que también, por primera vez en años, sentí un abrazo de mi mamá durante uno de los ejercicios. Lo que me resultó invaluable fue poder ver que la respuesta no la voy a encontrar en los demás ni me la dará alguien más, la respuesta está dentro de mí, y para ello, necesito sintonizar y encontrar esa frecuencia tan preciada, la frecuencia de mi propia alma.


Tania

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